El Real Madrid, bajo la gestión de Florentino Pérez, ha sido un buen comprador de brasileños con proyección de élite. Y mejor relacionista, pues siempre está interesado en ficharles. Actualmente, de ese perfil, la plantilla cuenta con Eder Militao, Vinícius Júnior y Rodrygo Goes.
Con los dos últimos hay un debate en particular. Ambos juegan en la misma posición, pero provienen de dos mundos completamente distintos: Vinícius del de la creatividad por los cielos y Rodrygo de aquel donde la técnica prolija es ley.
Reinará, o al menos estará por encima del otro, quien logre coleccionar más criterios de ese “otro mundo”.
Creatividad vs. Técnica
Claramente, el extremo perfecto (Como Neymar) domina ambas a placer. Y de allí emerge una figura casi imposible de frenar en el duelo individual, por ejemplo, como una de las situaciones más importantes.
En este caso, hablamos de dos figuras con gran margen de proyección y que buscan acercarse a eso. Completar sus virtudes con otras que los harán mejores.
Y Rodrygo, más joven y recién llegado al club, parece estar más cerca de ello.
Todo debe ser leído e interpretado minuciosamente. Potenciar la creatividad no es tan fácil como imaginar; acá todo trata de segundos, interpretación, conocimiento personal, estudio de situaciones y, tras un sinfín de factores, esa imaginación. Como si de Flash se tratase.
Rodrygo Goes deberá trabajar eso, allí radica su gran margen de mejora, pero lo hará con una sólida base técnica que le permite jugar (y aportar en el primer equipo) y no tiene Vinicius.
El ex Flamengo, por su parte, es todo lo contrario. La creatividad por las nubes, pero una técnica terrenal que guarda poca relación con el típico extremo brasileño.
Ya sabemos a quien se le complica más su estadía en la élite, sí.
De momento, Zidane tendrá que escoger. No para titularidades, pero sí para esos minutos valiosos que ayudarán al jugador en cuestión. Zizou hoy ayudará más a los brasileños de lo que los brasileños podrían ayudarlo a él.
Pero el fútbol es tan rápido que esto puede cambiar muy, pero muy pronto.
Eso sí, solo hay espacio para uno.