Ante el Valladolid se vio la peor versión del brasileño desde que el día de Reyes Solari le diera la confianza de jugador importante en el primer equipo. Cada cosa que intentó le salió mal. Zidane le mandó al campo a falta de más de media hora por James, por cierto de gran partido pero con poca punteria. Comenzó en la izquierda pero la entrada de Jovic 10 minutos después le cambió a la derecha al buscar más centros naturales que rematara el serbio.
La banda derecha se ha convertido en una especie de criptonita para Vinícius. Sabe que es el sitio que le espera este año porque la banda izquierda, la suya natural, es para Hazard. Lo que se esperaba fuera una adaptación sencilla se ha convertido en un problema. El brasileño desaparece totalmente por la derecha, nada le sale bien en ataque y se desconcentra en defensa.
El brasileño no es, ni de lejos, el jugador que asombró en el segundo tercio de la pasada campaña. Los dirigentes del Real Madrid siguen considerando a Vinícius como el jugador franquicia, como el gran patrimonio de la entidad madridista. Zidane, sin embargo, no le ha dado el tiempo y el espacio necesario para que el delantero recuperé lo que se quedó en la lesión que sufrió en la negra noche del Ajax.
Un jugador tan joven necesita el respaldo del entrenador y Zidane solo da palos. “Vinícius ha entrado… La segunda parte ha sido peor para nosotros”. Cuando Zidane llegó, Vinícius estaba lesionado. Forzó para recuperarse, pero al francés le costó dar el paso de meterlo en el equipo a pesar de que sabía que el ex del Flamengo se estaba jugando su presencia en la Copa América y terminó viéndola desde su casa. Los guiños de Zidane a Vinícius han sido muy pocos, apenas el que le lanzó en Balaídos por defender bien.