Lionel Messi está viejo. Lo sabe. Se reinventó. Brilló. Y sigue siendo el rey.
Estamos presenciando un nuevo Lionel Messi. Por condiciones naturales, corre menos. Pero cada paso que da tiene un sentido; no se mueve si no es en pro del Barcelona. Todo lo que hace tiene un porqué.
Es difícil saber si es el mejor Messi. Lo que sí es seguro es que es el más espectacular.
El equipo nunca había sido tan dependiente de un jugador y esto solo ha potenciado la figura del argentino. En el Barcelona de Guardiola no hubiese sido así, por ejemplo.
Su entendimiento del juego está por los cielos, además.
Es algo que supera a los analistas. Por favor, ni lo intenten. Menos ahora.
La exhibición en el Benito Villamarín solo confirma lo anteriormente escrito. Son goles que solo él está viendo, ya que probablemente ni Suárez lo haga, así Leo se lo cuente antes del partido.
Simplemente, desarrolló una capacidad que nadie más tiene.
Y cuando decimos nadie, es porque ni Cristiano Ronaldo la posee.
A su vez, es importante resaltar que el debate ya no sea de “quién es mejor” sino de cómo han llegado a potenciar tales facetas. Ellos no son iguales, ni lo serán.
Son diferentes, pero impresionantes.
El debate, en este caso, sería “quién te impresiona más” ya que siempre se tratará algo subjetivo. Opiniones; perspectivas.
Messi juega y hace jugar. Siempre ha sido así. Y esto no ha cambiado ni en estos días, que aún no son “los últimos” pero debemos estar conscientes de que pronto se acabarán.
Aunque no, no tenemos una certeza de ello.
Podríamos apoyarnos en leyes naturales, aunque sería estúpido para hablar de un tipo que ya las ha roto todas y cada una.
Es un extraterrestre. El análisis tendría que realizarse con la NASA.
O, fácilmente, solo callar. Callar y disfrutar. Dejar de buscar explicaciones a algo que no las requiere.