Francesco Totti, después de 30 años vinculado a la Roma, deja su cargo en la dirección técnica.
El ídolo capitalino decidió poner fin a su estancia en el equipo de sus amores. Tras su retiro como jugador, fue nombrado como director técnico del club, que en Italia no hace referencia al entrenador, sino más a un director deportivo.
Su adiós, como no podía ser de otra manera, dejó una frase contundente para el análisis:
“Esperaba que este día nunca llegara para mí, pero nunca me involucraron en el proyecto”.
Y si pensamos lo poco que duró Monchi en Italia, los técnicos que han desfilado por el club, los jugadores que han perdido y todo aquello que no han podido lograr, los problemas en la Roma son más que evidentes.
El adiós de un grande
Perder a una figura como Totti nunca puede considerarse algo positivo. La identidad del club se ve fortalecida con personas de esta talla, pero es que encima hablamos de un ídolo; un histórico.
Que esto suceda justo en la temporada donde Daniele De Rossi se tira, es un golpe a los románticos.
Pero así es el fútbol. Estas cosas suceden. Lo “malo” es que suceda por errores de algunos.
Y para descubrir esos errores es necesario volcar la mirada hacia otros personajes del club. Totti, en medio del anuncio de su salida, habló sobre el presidente del club, James Pallota, y sobre Franco Baldini, quien volvió a la roma en el 2016 para un tercer mandato en el equipo directivo.
“Todo el mundo sabe que quisieron que me retirara. Luego empecé como directivo, con un contrato de seis años, me hicieron muchas promesas y no cumplieron ninguna. No podía seguir trabajando con esas personas que no querían que hiciera nada y nunca me involucraron en el proyecto”.
Sin embargo, la referencia al retiro deja muchas dudas…
¿Totti no pensaba en retirarse aún? ¿Querían retirarlo para hacerlo un directivo?
Son muchas las preguntas que no tienen respuesta, pero sí evidencian problemas internos que, a su vez, se pueden traducir en lo que ha sido la Roma durante los últimos años.
Hay un gigante dormido… O, mejor dicho, mal administrado. Y el fútbol sufre.