Tras perder un partido en el que no jugó mal frente al Cholo pero que implicaba un título, el mundo Culé convulsionó y la cabeza de alguien tenía que calmar a la horda frustrada. Adiós a Valverde y llega Quique Setién, un enamorado del club azulgrana. Coge un equipo líder en Liga y en octavos de Champions por lo que la capacidad de mejora puede ser un arma de doble filo para él.
Quique Setién llega al Barcelona para recuperar el juego bonito, pero tiene muy claro que el fútbol de hoy en día se basa en resultados, un mal resultado o un mal partido de Messi puede mandar a Setién a pasear vacas de nuevo.
Había muchas expectativas por su debut, en el Camp Nou, frente al Granada que ha sufrido un bajón en su juego con respecto al inicio de temporada pero sigue siendo un rival de cuidar. Inició el partido y Setién apostaba por Ansu Fati de titular, en cuanto al juego, no hubo nada nuevo, mucho control, mucho pase pero sin llegada.
El nuevo Barcelona contra 11 no tuvo opciones y contra 10 todo fue coser y cantar pero no será siempre así en los próximos partidos. El Granada ha sido un aviso serio. Aguantó hasta el minuto 76 sin pasar muchos agobios y por ahí no van los tiros si este equipo quiere Liga, Copa y Champions. O al menos una de esas.
Setién apostó por los jóvenes para romper el partido, dio entrada a Riqui Puig completamente borrado en la era Valverde y este respondió salvándole el debut en el minuto 75 tras robar un balón que acabó con el gol de Messi tras toques previos de Griezmann y Arturo Vidal.
Una tarjeta roja y Messi ganaron el partido, sigue siendo la fórmula secreta del Barcelona para triunfar sin importar quien esté en el banquillo.