En el Real Madrid hay una sola tarea para cada entrenador que pasa por sus banquillos y es ganar, querer ganar, jugar medianamente decente y por supuesto ganar. Cualquier cosa por debajo será considerado un fracaso.
Solari llego al Madrid aportando la cuota de suerte que a Lopetegui le falto, pero ya tiene en su curriculum la peor derrota del Real Madrid en la Champions jugando en casa, por mucho que los blancos no se jugaran nada en términos de clasificación, el argentino arriesgó con un equipo similar al que goleó al Melilla y salió vapuleado por un CSKA que ni siquiera se metió en la Europa League. Previamente los blancos fueron víctimas en Ipurua de un dolorosísimo 3-0 que cayó como un jarro de agua helada. Dos batacazos en 14 partidos son demasiados.
En la rueda de prensa antes del partido del domingo ante la Real Sociedad, Solari dijo lo que en Real Madrid no está permitido. “Estamos contentos con lo que estamos haciendo”. Luego de empatar un partido ganado contra el Villarreal . “El objetivo es escalar posiciones. Hemos pasado del 9º al 4º”, pero siguen a 7 puntos del lider el Barcelona, la misma distancia que dejo Lopetegui. Y la ultima frase, con la que pensamos que no llegará a febrero “No se pueden subestimar los empates”. Como si se hablara de un equipo de mitad de tabla, la pobre campaña blanca es tan grave que los merengues nunca han remontado la diferencia de puntos a esta altura de la campaña.
Solari quiso defender su trabajo, pero se salió de los parámetros. El Real Madrid tiene más razones para preocuparse que para apoyar al argentino. Desde la clasificación a las lesiones, pasando por el juego del equipo e incluso el desencanto de la afición, manifestado en la afluencia del Bernabéu. Una realidad de la que no puede escapar.