Un gran delantero, pero con poca fortuna.
En la vida es necesaria la fortuna. Fortuna, no riquezas. Romelu Lukaku es millonario, pero no tiene fortuna. En especial en eso del fútbol.
Con condiciones para brillar en el Chelsea, nunca recibió oportunidad. Y vaya que el equipo necesitaba a alguien así. Pero no fue, no tuvo fortuna.
Luego, entro en el ciclo del Chelsea: cesiones y cesiones.
Así tuvo aventuras en el West Bromwich Albion y en el Everton, donde mostró su mejor cara.
El club Toffee se hizo con sus servicios y Romelu Lukaku empezó a estar en la boca de los grandes analistas y directores deportivos del mundo. Era una de las piezas más cotizadas en el medio.
¿Resultado? Una inversión estratosférica del Manchester United.
Y entonces llegamos al presente…
Su estadía en Old Trafford no ha sido negativa, aún cuando coincidió con una de las peores etapas del equipo, pero ha sido relegado. Mourinho, antes de ser despedido, lo sentó, y Marcus Rashford se ha encargado de dejarlo allí.
En otras palabras, Marcus le ganó la carrera.
No inviertes casi 100 millones de euros para que un chico de la cantera le gane el puesto a tu fichaje. Y lastimosamente, no se puede diseñar un ecosistema donde convivan ambos.
No en esta racha tan positiva del United, no con Rashford a este nivel.
Lukaku no ha hecho nada mal, más que fallar un montón de goles de cara al arco en ciertas ocasiones. Pero el contexto ha podido más.
Son las circunstancias, porque simplemente es un jugador incomprendido.
Lo más curioso del caso es que siendo suplente ha rendido igualmente, pero no llegó a Manchester para ser suplente.
Su futuro es una incógnita, como el de todos. Quizá, llegue a lo más alto. Tal vez, siga sufriendo ser un incomprendido.
No dejaremos de verlo, pero posiblemente tampoco lo entendamos.