Nadie sabe a dónde va el Mónaco. Y yo no estaría tan seguro de Leonardo Jardim.
El proceso de Thierry Henry fue un fracaso, aunque no se fue dado a él directamente. Entró a dirigir en un club que afrontaba una debacle. Y el francés es un ex jugador apenas, todavía no es mago ni rescatista.
A primera, se veía que esto no era una buena decisión. Pero se sentía bien verlo allí dirigiendo, o haciendo el intento.
Las oportunidades fueron cortas y se agotaron rápidamente. Henry no pudo con la crisis. Entonces, el Mónaco decidió destituirlo y traer a… Leonardo Jardim, él mismo entrenador que habían despedido hace meses atrás.
¿Lógica? De hecho, si la hay. Pero no deja de ser extraño y desesperado.
El nacionalizado portugués fue el que encontró llevar al club a su máximo nivel (en los últimos años) hace un par de temporadas. Con una generación extraordinaria, en la que tuvo mucho que ver, logró ganar la Ligue 1 y llegar a semifinales de Champions.
Esa plantilla se deshizo, los grandes no tardaron en atacar.
Y allí nació el problema que vino a tener serias consecuencias años después. El recambio del Mónaco fue arriesgado, una vez más.
No había contexto para tal. Había que fichar jugadores para mantener el nivel, era prioridad.
Eso no significa dejar de arriesgar, pero sí aseguras que seguirás siendo competitivo por los próximos años. Pues, parece que no lo entendieron tan bien.
Jóvenes, apuestas, promesas… Penúltimo en Ligue 1.
Ahora bien, se buscó a Jardim porque si alguien pudiese tener la solución a esto (si es que existe) ese es Leonardo, un viejo conocido.
Y para ello, llegaron piezas que serán clave: Cesc Fábregas, Gelson Martins y Naldo.
El futuro es una incertidumbre, pero han dado pasos seguros por primera vez en toda la temporada. Ahora solo queda ver qué sucederá, porque más no podrán hacer.
O pensándolo bien…
¿Y si solo hacía falta contratar un buen equipo médico?