Veinte victorias y un empate convierten al Liverpool en líder indiscutible. Nadie, después de 21 jornadas, había conseguido tantos puntos (61) en la historia de la Premier y parece que la racha se hará aún más larga.
La última víctima del Liverpool fue ante el Tottenham de Mou. El portugués tenía claro el plan: robar y salir a la contra. De ahí la defensa de tres que planteó de inicio. No le salió mal de inicio. El Pool acaparaba la posesión acabando con un 68% y el Tottenham sembraba peligro con el vértigo que generaban los envíos en largo y las rápidas transiciones conducidas por Moura y Son.
El 0-1, en el 37′, nació en un saque de banda que pilló desprevenido al Tottenham. Firmino acabó recibiendo de Salah, se quitó de encima a Tanganga y fusiló a Gazzaniga con un zurdazo letal. En un partido muy peleado, táctico y trabado como le gusta al portugués, el gol de Firmino fue suficiente para que el Liverpool se llevará 3 puntos de la casa de los Spurs pero no sin antes sufrir.
La primera gran ocasión la tuvo Heung-min Son tras una pérdida de Wijnaldum, pero el coreano no supo batir a Alisson en el mano a mano tras una gran dejada de Moura en el 80′. La más clara, llegó en el 82′. Centró Aurier y Lo Celso remató fuera incomprensiblemente en boca de gol. Su remate cruzó toda la portería de Alisson. Increíble, pero cierto. Klopp, enfurecido, trataba de hacer reaccionar a los suyos. Mourinho, de rodillas, no lo podía creer. Alisson aún tuvo que emplearse a fondo en dos ocasiones más para asegurar un 0-1.
El Liverpool se mantiene como líder y casi campeón matemático de la Premier mientras el Tottenham, en cambio, cae a la octava posición y ve cómo el Chelsea, que cierra la zona Champions, le saca ya nueve puntos de diferencia.