¿Está Takefusa Kubo para ir al Real Madrid? Sí.
¿Debería hacerlo para la próxima temporada? No.
La temporada del japonés es espléndida. Pese a jugar en el Mallorca, que pelea el descenso y cuya idea colectiva no lo potencia en lo absoluto, Kubo se encarga de dejar destellos de calidad (tanto individual como colectiva) en cada partido que juega. Sus intervenciones lo cambian todo.
Por esta razón, la primera decisión del Real Madrid con respecto a él se podría considerar positiva. Ha sumado una buena cantidad de minutos en toda la temporada, logrando adaptarse y destacar, además de demostrar que está para algo más.
Pero no, ese “algo más” no debe ser el Real Madrid… aún.
¿Por qué Kubo no debe ir al Real Madrid la próxima temporada?
Porque el futbolista de 19 años necesita minutos, muchos. Y Kubo aún más.
¿El Real Madrid −y todo lo que significa el entorno del club− le garantiza al japonés la cantidad de minutos necesaria para potenciar al máximo su talento durante la temporada que viene? La respuesta es “no”. No es seguro. Y hay que dejar lo menos posible a la incertidumbre.
Porque si bien el futbolista tiene el nivel (¡y la cabida en el sistema!), para ir a La Casa Blanca no solo se necesita tener un espacio y hacerlo bien; eso no basta. Habrá más presión y menos certezas.
Y el Real Madrid tampoco ha destacado por la gestión de los jóvenes talentos dentro de la plantilla, si a eso vamos. Vinicius, Brahim, entre otros, podrían estar “mejor”.
Con Takefusa Kubo no debería haber apuros, sino mucha sabiduría. Es un distinto.
Podría dominar la élite.
A partir de allí, clubes de la parte media-alta de LaLiga surgen como buenas opciones para el futbolista. Real Sociedad o Sevilla, por ejemplo, parecerían buenos destinos y actualmente tienen un espacio en el extremo derecho que podría aprovechar/cubrir el japonés.
Porque será mejor mientras esté mejor rodeado… y con una buena cantidad de minutos.
De esta forma, gradualmente, la carrera de Takefusa Kubo puede ir in crescendo, que es lo que todos quieren. Y, claro, seguir divirtiendo a quien lo ve.