Sufrió el conjunto de Jurgen Klopp para sumar los tres puntos en la reedición de la última final de la Liga de Campeones. El Tottenham marcó pronto y protegió hasta el límite su ventaja sostenido por la gran actuación del arquero argentino Paulo Gazzaniga, sustituto de Hugo Lloris, lesionado, pero no le alcanzó, el Tottenham no es el mismo de la temporada pasada y volvió a quedar en evidencia.
Sin embargo el equipo de Pochettino se mantuvo con chances todo el partido. Tomó ventaja al minuto de juego, cuando un tiro del surcoreano Son Heung-min fue desviado por Virgil Van Dijk y repelido por el travesaño. El rebote cayó a la cabeza de Harry Kane, que llevó la pelota a la red.
La Premier volvía a estar abierta. El Manchester City, que le ganó el sábado al Aston Villa, estaba a solo tres puntos en ese momento.
El acoso del cuadro de Klopp fue incesante. Pero se topó una y otra vez con Gazzaniga. Hasta el Tottenham pudo haber sentenciado al inicio de la segunda parte, cuando un disparo de Son, con el meta Alisson superado, se estrelló en el larguero.
Y sabemos muy bien que el que no hace, le hacen. Un balón enviado al área por Georginio Wijnaldum fue a los pies de Jordan Henderson, que cruzó el balón fuera del alcance del meta argentino.
A un cuarto de hora del final, una aparatosa entrada de Serge Aurier al senegalés Sadio Mané terminó en el penal que alivió a los locales. Salah no falló desde los once metros y dio la vuelta a la situación y el triunfo al Liverpool.
El conjunto londinense sigue complicado, fuera de la parte alta. Dos derrotas y un empate marcan sus últimos compromisos en la campaña más gris de los Spurs en los tiempos recientes.