Sin Mark Hughes, la mediocridad se fue de Southampton. Nunca hubo lugar para ella.
Un club histórico en Inglaterra vio como se desvanecía su gran presente y se rodeaba de escapistas en la tenebrosa zona roja de la Premier League. ¿Cómo era posible ir a Europa League y luego pelear el descenso? Llamen a Hughes.
La religión católica parece haber influido; un día después de un sorpresivo empate ante el Manchester United, el club anunció a Ralph Hasenhüttl.
Un cambio, una proeza. Llegaba un técnico apropiado para comenzar un proceso.
Desde entonces, los Saints han reflejado otra cara en la Premier League. Lucen algunos rasgos de ese equipo ordenado, bonito y exportador en Inglaterra.
¿O de dónde crees que han aparecido estos grandes talentos del Liverpool?
Con un mercado invernal abierto, el Southampton podría estar preparando algo grande para la próxima temporada, siendo esta el principal objetivo.
¿Descenso? Esta temporada no existirá. Tendría que revivir Mark Hughes.
El St. Mary’s se prepara para comenzar un proyecto. El mismo que habían desarrollado años atrás, pero eran víctimas del acecho del Top Six.
Por cierto, mismo Top Six al que han complicado: empates ante Manchester United y Chelsea, victoria ante Arsenal y llevaron a penales al City de Guardiola.
Nada mal, si me preguntan.
La clave en los clubes exportadores por naturaleza está en la ideología. Es vital la filosofía de los equipos en estos casos; se podrán ir los jugadores, pero no los ideales. De tal manera, creas un ciclo. Más o menos exitoso, pero regular. Y a partir de allí, la edificación es una posibilidad.
Southampton ha vuelto a emocionar. Una travesía en Stamford Bridge ha devuelto las sonrisas. Celebraciones airadas de Hasenhüttl han devuelto la ilusión.
La iglesia de St. Mary’s ha sido testigo (y quizás protagonista) de otro milagro: que los Saints volvieran a ser competitivos en una temporada que apuntaba a la Championship.