El partido frente al Mallorca representaba una oportunidad para que jugadores como Jovic, Isco, James, Odriozola o Vinícius compraran un billete hacia un futuro mejor. O, al menos, hacia un futuro en el césped. Pero ninguno aprovechó el partido para dejarle un mensaje a Zidane en la bandeja de entrada reclamando más responsabilidad. Todo lo contrario. El pitido final fue como el encendido de luces en una discoteca. Todos se miraron desconcertados y sabiendo que volvían a casa sin nada, hasta sin dignidad.
Después de dos semanas entrenando en Valdebebas, poniéndose a tono junto a Zidane, Isco no aprovechó la tremenda oportunidad que le brindaba Son Moix. Prácticamente tenía el bastón de mando del Real Madrid, un Real Madrid muy ofensivo en el que podía jugar como más le gusta, bajando a ayudar a Casemiro a iniciar la jugada y proveyendo de balones a los atacantes. Pero a pesar de sus esfuerzos, estuvo muy desacertado y el equipo lo sufrió.
James pulsó el pause de las fechas internacionales de la mejor manera. Con gol, con el Bernabéu rendido y con esperanzas renovadas. Dos semanas después, con plan específico para recuperarse de sus molestias, retomaba el relato en Mallorca. Se embarró, falló pases y no fue la linterna que necesitaba el Madrid en el apagón general de Son Moix.
Jovic sin balones para rematar, intentó alejarse del área para tocar algún balón. Pero intervino poco y fuera de su área de influencia. Desaparecido sabe lo que cuesta la oportunidad perdida cuando tienes a Benzema en su mejor momento.
Odriozola fue una pesadilla, demuestra que esta muy lejos de Carvajal y además se fue expulsado. Pero lo más preocupante de la noche para Zidane es la puntería de Vinícius, que está empezando a hacer bien muchas cosas. Dribla, encara, se asocia bien… pero llega al área y se le cae el telón encima. Sus decisiones en el epicentro del gol son escandalosamente malas, tanto los remates a puerta como los intentos de último pase. En pleno crecimiento y con la titularidad ofrecida por Zidane, la noche de Son Moix se le presentaba como una oportunidad de sentirse importante y de mantenerse en el once. Pero la desaprovechó como todos los demás.