Leo Messi apagó la mala cara de Praga con una sonrisa de oreja a oreja contra el Valladolid, en una noche en la que disfrutó de su mejor partido de la temporada, dos goles, golazos, otras dos asistencias y una colección de jugadas y detalles marca de la casa que le reconcilian con la versión excelsa que suele mantener de manera regular. Ya lo dijeron en el Valladolid: “Messi es una viruela contra la que no hay vacuna”.
Ya lo había dicho el argentino, que necesitaría jugar para agarrar el ritmo. “A medida que pasen los partidos me iré soltando más, estoy acostumbrado a jugar y mantenerme con los partidos. Yo cuando mejor me siento es cuando juego y tengo ritmo de partidos”. Y así ha sucedido, explotando en su quinto partido completo consecutivo, todos saldados con victorias, pero este marcado por su extraordinaria clase, entre caños, controles orientados y pases filtrados, el recital de Messi termino con un 5-1 a favor de los culés.
La ausencia de Messi la pagó el Barça con dos derrotas, un empate y dos victorias en las primeras cinco jornadas. Pero ese mal inicio de campaña en Liga se ha enterrado victoria a victoria. Con la del Valladolid ya son cinco consecutivas, que valen el liderato momentáneo, con un partido menos, el aplazado Clásico. Firme en el campeonato nacional y también líder de su grupo en Champions, aunque con más dudas que certezas en este último.
El barcelonismo se fue feliz a la cama viendo el nivel mostrado por su capitán, que rozó el hat-trick al final, procuró que marcara su amigo Suárez (no falló) y su apadrinado Ansu Fati (sí falló). La Messi dependencia esta de vuelta y volvió con el caño a Óscar Plano, arrancadas, controles como el del segundo gol… E incluso carreras en la presión, con el partido decidido, para recuperar el cuero, ademas de los tiros libres, Messi está de vuelta.