Kylian y Thomas tuvieron una especie de enfrentamiento el pasado fin de semana. Tuchel ordenó el cambio de Mbappé, y el francés, claramente molesto, salió del campo. Allí, el director técnico del Paris Saint-Germain lo encaró (sí, lo encaró) y cruzaron algunas palabras.
No obstante, el episodio no parece ser alejado a lo que se está viviendo puertas adentro. La relación entre ambos no es la mejor… y por cómo Tuchel está gestionando el talento, se podría decir que el jugador tiene poca culpa. Muy poca culpa.
Y no, parece que nunca puede salirle todo bien al PSG. Es casi imposible.
¿Qué culpa tiene Mbappé?
Kylian Mbappé es de los mejores jugadores del mundo. Y encabeza la lista de los que tienen mayor proyección a corto-mediano plazo. Si saliese sonriendo tras ser sustituido cada partido, sin dudas, algo estaría mal.
Que salga enfadado es normal. Casi todos los buenos repudian salir. Pero son pocos los que lo exteriorizan… cosa que, de hecho, no hizo Mbappé.
A ver, el francés, con su calentura, solo pasaría por un lado y se iría a sentar.
¿Por qué Tuchel va a enfrentarlo? ¿Por qué busca e inicia la confrontación? Es decir, es obvio que hay una molestia. Y es aún más obvio que si él (Tuchel) sintió que debía sustituirlo, no necesita dar explicaciones a nadie. Buscar el conflicto disfrazado de solución estando en público no parece lo más inteligente.
Kylian queda como un niño malcriado. Y encima el técnico lo expone en las declaraciones posteriores donde incluso nombra y lo compara con Neymar.
Pero, Tuchel… ¡¿Qué demonios estás haciendo?!
Es aquí donde entra la importancia en la gestión del talento. De los talentos. Dentro y fuera. Está siendo reprochable, en primera instancia, el uso que le está dando Tuchel a Kylian. Pareciese limitarlo. Pero, claro, él es el técnico. Ahora, ir a encararlo molesto, mala idea.
Veremos cómo se desarrolla este asunto y si la relación mejora o, en todo caso, empeora.
Lo cierto es que el PSG 19/20, de seguir así, será su propio rival. Y quizá el único capaz de frenarlo.