Año 2020 y alguien tenía que hacerlo, Moussa Marega dijo basta y abandonó el campo, con 1-2 a favor de Oporto, después de sufrir insultos racistas en el campo del Vitória Guimaraes.
Hace poco Iñaki Williams en España también fue víctima de insultos racistas pero no le dieron los cojones para dejar el campo, todo lo contrario de Marega, ex del Vitória, que primero avisó de los insultos tras marcar el 1-2 de los ‘dragones’ en el 60′. Parecía señalarse el color de la piel y luego recogió una de las sillas que le habían lanzado desde la grada y festejó con ellas el tanto. Eso le valió la tarjeta amarilla. La única acción que tuvo el árbitro sordo a los cánticos de “mono” que bajaban de la grada.
10 minutos después Marega no pudo soportar más, sordo por los silbidos y gritos de mono. La primera acción de Moussa fue pedir el cambio mientras su compañero Otávio decía que ‘no’ al banquillo. Le dio igual y enfiló el camino de los vestuarios. Compañeros y rivales (Sacko, André André y Pedro Henrique) trataron de evitarlo. Otávio, Pepe, Zé Luis y Sergio Oliveira le agarraron para evitar que se marchara. Nadie lo logró.
Una vergüenza el estadio y sus compañeros que no lo apoyaron, Marega, mientras abandonaba el césped, colocó los pulgares hacia abajo en clara señal de desaprobación. Su compañero Alex Telles, sin embargo, evitó que siguiera haciendo gestos.
Ni siquiera Conceiçao y Marcano, en última instancia, pudieron frenarle. De hecho, el técnico de los ‘dragones’ se dirigió de inmediato a la grada y exclamó: “Esto es una vergüenza, caralho”. Mientras los fans del Oporto cantaban “Ohhh Marega”.
Lo más triste del episodio fue que luego de la salida de Marega el partido continuó como si nada el Oporto ganó 3 puntos, el árbitro no hizo nada y la federación de fútbol portuguesa no se ha pronunciado.