Seguramente a cualquier otro equipo que no sea el Liverpool jugar permanentemente en el alambre emocional le destrozaría la salud. Pero resulta que a los reds que dirige Jürgen Klopp, a los que llevó hasta la final de la Champions la pasada temporada y ahora a octavos, se les dan los partidos que son de ganar o morir. No hay otra forma para entender que su espartana victoria sobre el Nápoles resulte al mismo tiempo del producto lógico de un planteamiento deportivo que no contempla la relajación, ni siquiera como recurso desesperado.
El faraón Salah, con un gol magnífico, y Alisson Becker, con una milagrosa intervención en el tiempo añadido, metieron al Liverpool en octavos como segundo de grupo mandando al Napoli a la UEFA Europa League.
En un partido al borde del infarto, donde los volantes dejaron de existir y el partido viraba de un área a la otra, pero sin que los napolitanos inquietaran en exceso a Alisson. Un gol de Salah le daba la ventaja al Liverpool a la media hora de partido.
A medida que pasaban los minutos el partido ya era un ida y vuelta y el corazón reinaba por encima del fútbol, Mané y Salah perdonaron en varias ocasiones al igual que Callejón. La última jugada del partido fue para Lorenzo Insigne en el área chica, le pegó a bocajarro y Alisson, lanzándose con todo, despejó el balón con un costado. Definiendo los clasificados del grupo de la muerte. PSG como primero de grupo luego de golear al Estrella Roja en su último encuentro y el Liverpool como segundo después de su emocionante encuentro.
Los partidos de infarto para el Liverpool van a continuar al ser segundos de grupos es probable que les toque un grande como la Juventus, Barcelona o el mismo Real Madrid, que seguro nos brindaran otro partidazo.