Ha terminado septiembre y Valverde está en la cuerda floja. Quizá sea esta la posición más incómoda en la que le ha tocado estar… y sí, peor que aquella noche en Roma o aquella otra en Liverpool. Hay más problemas que posibles soluciones; el panorama es complicado.
No todo lo que sucede es culpa de Ernesto Valverde, actual director técnico del club. Sí una parte, pero no todo. Incluso pudiésemos decir que el mayor problema viene de las oficinas. Pero la “Hormiga” se ha vuelto el enemigo público #1.
En él recaen todos los malestares, incomodidades y problemas. Parece que su idea de juego ha sido la matriz de todos los males del club en estos últimos años. Y solo el día que se vaya, es que se darán cuenta de lo contrario. O lo que es igual, de la verdad.
Los años pasan… y nunca lo hacen en vano
Valverde no puede controlar la involución de Suárez o los años de Messi. De hecho, probablemente sea él quien más lo sufre ahora mismo. A partir de allí, es necesario aclarar que su “culpa” no nace del hecho, sino de una parte del proceso de desarrollo del mismo.
¿Por qué el equipo ha tenido que ser tan dependiente de Messi (+ Suárez)?
Y si lo anterior es culpa del técnico, ¿por qué, entonces, este continúa?
Se critica a un tipo que, de una manera u otra, sigue haciendo su trabajo y cumpliendo hasta un poco más allá del checkpoint. Porque hoy en día se habla de títulos de liga como algún premio de cajas de cereal.
Los años pasan y el FC Barcelona los siente. Messi, Suárez, Busquets, Alba o Piqué. No pasarán del blanco al negro, ni mucho menos. Y ese proceso de grises comienza a tornarse cada vez más oscuro.
Los problemas de Valverde no son esos, sino haberse convertido en el enemigo público y que la gente crea que lo es.
Pero, ¿y las lesiones de Dembélé, el nivel de Semedo, la sobrepoblación del medio sector y cía? Mmmmm… ¿Ernesto?
Ah, y el otro problema es pensar que Quique Setién podría ser una solución. Pero ese ya es otro tema.