El fútbol se puede dividir en dos grupos de jugadores: los anárquicos y los analíticos. Pep Guardiola los divide así, y si él lo hace, es un tema que tenemos que exponer.
Bienvenidos a la escuela del fútbol…
Los anárquicos son los jugadores rebeldes dentro del campo. Aquellos que rompen sistemas y maravillan a todos con jugadas individuales. Los pases no son su primera opción, sí lo son los regates y la explosividad de sus movimientos.
Los analíticos son esos jugadores que potencian a los anárquicos. Esos que no piensan en sí mismos, sino en un colectivo. Controlan todo, ven aún más allá. Por lo general, hablan poco y con un pase lo dicen todo. Son héroes silenciosos.
Pep Guardiola refleja que en un equipo debe existir el equilibrio entre ambos grupos. Su Barcelona, Bayern Múnich y Manchester City, respectivamente, lo confirman.
Una de las claves para teñir Manchester de azul ha sido el equilibrio, precisamente.
Sin embargo, los conceptos han revolucionado.
En el Manchester City campeón de Premier (y líder en la temporada actual) no hay jugadores exclusivos de un grupo. Los analíticos llegaron a ser anárquicos, mientras que estos últimos son tan buenos que pueden pensar por los demás.
Tres ejemplos claros: David Silva, Kevin De Bruyne y Bernardo Silva.
¿Alguien duda de sus roles? No. Prosigamos.
La unión de jugadores que reprentan ambos grupos revolucionó el mundo del fútbol.
Y, claro, está dominando Inglaterra.
Lo admirable de la plantilla es que sigue siendo competitiva aún con referentes ofensivos como Raheem Sterling, además.
El fútbol siempre tendrá espacio para las innovaciones. Al final del día, este lo juegan seres humanos y los mismos están sujetos a constantes cambios.
Sacchi, Menotti, Bilardo, Cruyff, Bielsa y una infinidad de nombres han tenido gran incidencia en el deporte. Ahora mismo la está teniendo Pep Guardiola.
No hay espacio para desaprovecharlo.