… Y la respectiva maldición de perder al jugador en su mejor momento.
Ante el Ajax, nada pudo ser peor. En serio. La gota que derramaba el vaso era un Vinicius saliendo entre lágrimas, gritos y lamentaciones. Estaba lesionado, y eso es normal, pero sus expresiones no eran comunes; pasaba algo más.
Finalmente, se confirmó su lesión: un esguince alto de tobillo.
Es un esguince poco frecuente (más allá de lo frecuentes que son las lesiones de tobillo) y no representa un tratamiento del otro mundo. Pero sí debe ser tratado con cuidado.
Las consecuencias son mucho peores. De no evolucionar bien en esta lesión, son probables recaídas con mayor gravedad.
En el caso del brasileño, la lesión es de “Grado 1” o “Primer Grado”. Nada que asuste.
Esto quiere decir, entre otras cosas, que Vinicius con una correcta progresión tras esta lesión, debiese estar jugando en dos meses aproximadamente.
Todos sabemos que pudiesen ser algunas semanas o incluso unas menos.
¿Qué quiere decir esto? Probablemente no trabaje con Zidane este año, una lástima, pero sí es seguro que podría llegar a una hipotética convocatoria para la Copa América de Brasil 2019.
Todo dependerá de Tité, prácticamente. El jugador tendrá poco para demostrar.
Si bien había sido citado por primera vez con la selección mayor de la Canarinha, no hay nada seguro. Allí tendría que demostrar también, más allá de que sus actuaciones con el Real Madrid que lo metían en la lista.
Ahora, deberá competir contra rivales que podrían cerrar la temporada en gran nivel. Él solo podrá verlos.
Y justo allí es donde Tité evaluará.
Aunque si me preguntan, Vinicius estará en la Copa América. All-in.
Pronto tendremos a una de las máximas promesas brasileñas (en mucho tiempo) jugando nuevamente. Y, sobre todo, demostrando que aún tiene mucho que demostrar.
Es casi un hecho que seguirá callando bocas.
Por los momentos, dos meses.
Tic… Tac… Tic… Tac…