Uno de los pocos que logra que se hablen de otros equipos en la Ligue 1.
No todo es el Paris Saint-Germain. El Lille, de manera solitaria e inesperada, se ha encargado de demostrarlo esta temporada. Aunque el título es visto a los lejos (y a la vez tan cerca), muestran los primeros resultados de un proyecto que competirá en el futuro.
El futuro puede ser la siguiente temporada, como también puede ser dentro de cinco años.
Pero es un hecho, este proyecto competirá. Y no es que ahora no lo esté haciendo, solo que falta ese “plus” que los parisinos han logrado por cientos de millones.
Eso sí, deportivamente, la brecha no es kilométrica.
Y el artífice de mucho de lo que está sucediendo es un marfileño zurdo, Nicolas Pépé.
Adquirido por Marcelo Bielsa -y todo lo que eso implica- no pudo demostrar todo su potencial durante su primera temporada en el norte de Francia. Esto tuvo dos razones: adaptación a una propuesta irregular y función de falso 9.
Pépé no está ni cerca de ser un 9, siquiera uno falso. Podemos decir que por varios meses fue desperdiciado.
Sin embargo, de esos experimentos siempre queda algo. Esta vez no hubo excepción.
El extremo derecho desarrolló una capacidad goleadora atípica de un jugador de su posición. De hecho, a pesar de que el Lille juega con delanteros con características goleadoras, la dinámica en el ataque gira alrededor del africano.
Tanto para que él habilite, como para que él finalice. Este último aspecto es más común.
Y así, cada jornada va implementando algo nuevo.
Toma cartas, las almacena y luego las exhibe a los grandes apostadores europeos.
Entre los que se encuentra el FC Barcelona, que ya amagó incluso, pero acabó llevándose a otro de la misma liga. Caso bastante similar, por cierto.
Pero sí, este es Nicolás Pépé. Otro de los que saldrá pronto.