Tenemos que hablar de la Copa América. Y de las responsabilidades de Brasil.
La selección Canarinha no gana un título desde la Copa Confederaciones 2013. Pasó el Mundial 2014 y, pese a que casi observan al clásico rival coronarse en su tierra, les tocó ver a los europeos reconquistar su terreno. Fracaso o no, no lo lograron.
Luego, un par de Copa(s) América. Argentina, nuevamente, y Chile se llevaron los focos. Pero Brasil no estaba para competir a ese nivel. Faltaba algo.
Ese “algo” parecían haberlo encontrado en las eliminatorias de CONMEBOL con vistas a Rusia. Arrollaron, más allá de un inicio sorprendente de Ecuador. La selección de Tité volvió a dominar el continente.
Pero, en Rusia no pasó nada. Nada de nada.
Ahora, otra vez en su tierra, tienen una oportunidad de consagrarse. O reinvindicarse tras todos estos años.
Una oportunidad de redención… a tiempo
No es tan tarde como para empezar a juzgar a Brasil, a que la prensa los ataque. Sin embargo, después de la Copa América, sí pudiese haber lugar.
Brasil necesita dar otro golpe sobre la mesa.
Y el verbo es ‘necesita’ porque con esta generación actual tienen todo para ganar. Ningún otro combinado del continente se les asemeja.
No está aquella Argentina, tampoco esa Chile. Colombia inicia un proyecto. Uruguay no está en su mejor momento, por otro lado.
Entonces sí, Brasil. Este es el momento de reivindicarse ante el continente y el mundo.
Tité es un técnico apto para el proceso. También para alzar títulos. Neymar, más experimentado, será clave (lo que haga y lo que no). Firmino, superior a Gabriel Jesús este año, puede aportar mucho más que antes.
Willian, Vinicius, Arthur, Marquinhos, Alisson… ¡Es que es una generación brillante!
Pero la llave estará fuera del campo; la hallarán en el contexto. Brasil puede ser una ventaja o una presión extra para la selección; trabajar la forma en la que asimilen esto, será vital.
De hecho, sin trabajar ello, no habrá ningún título.
Incluso pudiésemos observar otra selección llorando desconsolada tras ganar unos penales a Chile.
Tienen el fútbol, aunque, irónicamente, el fútbol no es todo fútbol. Hay mucho más tras del juego.
¿Podrán hacerlo?