Tenemos un delantero con problemas de juego.
Pero, literalmente, problemas de juego. Específicamente, ludopatía. Digamos que acá el fútbol pasó a otro plano.
Leigh Griffiths es un extraordinario delantero, con una capacidad goleadora envidiable. Su carrera, en este apasionante Scottish Premiership, significaría un plus, pero está siendo todo lo contrario. Su estadía en las islas británicas ha presentado problemas… Con el juego.
Resulta que el escocés tiene adicción a él.
Y, claro está, ninguna adicción es buena. ¡Ninguna!
Brendan Rodgers, actual técnico del Celtic FC, decidió hace unos meses apartarlo de las canchas por un “problema personal”, del cual el propio jugador se encargó de profundizar a la prensa en los últimos días.
Año nuevo, declaración de adicción a los juegos de azar. Típico de enero.
La ayuda profesional a la que se sometió podría estar devolviéndolo a las canchas en breve, siempre y cuando el problema se considere “curado”. O al menos muy controlable.
“Jugar solo al fútbol, eh, Leigh”.
Los futbolistas son seres humanos, a partir de allí todos estos problemas son completamente entendibles. La prensa se encarga de robotizarlos y crear figuras sin márgenes de error, algo completamente perjudicial.
A Leigh Griffiths, precisamente, le prohibieron leer la prensa o visualizar tweets que lo mencionaran. Mantenerlo alejado de la sociedad tan tóxica (alimentada por el sistema y la prensa) era vital en el proceso de recuperación.
Pronto volverá a las canchas… Y pronto el Rangers de Gerrard encontrará otra barrera para hacerse con el título.
En Escocia las cosas están muy bonitas, a decir verdad. Lástima que el Brexit pueda acabar con todo.
O este último no se dará…
Ojalá supiéramos que pasará mañana. Por ahora, es un hecho que el delantero escocés vuelve al equipo más fuerte del país.
Tendrá que demostrar que dejó un juego para ser aún más influyente en el otro, el que más vale.