Francia tiene un villano.
Bueno, varios si contamos a los terroristas, pero ese no es el tema.
La Ligue 1 tiene un gran problema: El PSG. El mismo equipo que levanta todas las copas, desarma equipos de la liga y se lleva todos los focos.
Es el único torneo que antes de comenzar ya tiene un campeón. Ni en Alemania sucede eso.
El poderío económico y la inmunidad por parte de la FIFA los hacen ser intocables por dos razones: no les afectan las sanciones y, literalmente, nadie en Francia puede tocarlos. No los alcanzan.
Aún sigue siendo increíble lo que hizo el Mónaco. Aquel nostálgico Mónaco.
Al final del día, albergar un equipo de esta magnitud acaba afectando el entorno. Incluso el mismo equipo sufre. No hay un rival competitivo durante semanas, luego enfrentan a uno en Champions League y las cosas no siempre salen bien. La falta de competitividad condena.
¿Por qué el PSG no ha podido hacer algo destacado en Champions?
Todo tiene sentido.
Es difícil que esto cambie de forma inmediata. Otros inversionistas millonarios llegarán, no todos tendrán el mismo éxito. Pocos proyectos alcanzarán un nivel apto para competir; los jugadores son muy jóvenes y Francia está convirtiéndose en uno de los mercados más interesantes.
De hecho, es cuestión de horas para que desmantelen al Lyon.
Por su parte, el producto, el famoso producto, se ve afectado. No resulta tan atractiva una liga donde el primero de la tabla puede meterle cinco goles en el primer tiempo al segundo.
¿Para scouting? Uno de los mejores torneos. ¿Espectadores? Mmmm… ¿Te gusta Inglaterra?
El PSG tiene un gran objetivo: la Champions. Ya son villanos en su país, pero aún no logran serlo en el continente. No parecen un rival serio. Y esto es un problema.
Las posibles salidas de Mbappé y Neymar poco afectarán, teniendo en cuenta que quedarán alrededor de 500 millones.
Simplemente, son villanos. Y ya acabaron con los pocos héroes de la zona.
¿Ahora tienen que cambiar de bando?