Los dirigidos por Simone Inzaghi tuvieron el arranque de partido soñado cuando en los primeros cinco minutos del pitido inicial luego de un contragolpe perfecto se pusieron por encima en el marcador con un autogol marcado por De Roon después de desviar un centro de Lazzari. En el minuto 11 de partido, además, Milinkovic-Savic firmó el segundo con un maravilloso disparo desde fuera del área para así colocar a los capitalinos en un cómodo 2-0. Parecía un partido de trámite pero luego de fallar el gol que les diera la tranquilidad y como dicen “El que no hace le hacen” el juego se les torció.
Antes del descanso, los de Gasperini (Quien vio el partido desde las gradas por la expulsión recibida en el juego contra el Sassuolo), recortaron la distancia con un cabezazo de Gosens a pase de Hateboer y en el complemento siguieron creciendo. La Lazio con el pasar de los minutos se quedaba sin fuerzas, y la “Dea” se creía la remontada. El empate era inevitable y vino por parte de Malinovsky con un potentísimo disparo desde el límite del área grande.
La jugada había nacido en un córner, como el gol que completó la remontada donde Palomino aprovechó la mala salida de Strakosha y cabeceó al fondo del arco. Los de Simone Inzaghi intentaron despertar, pero se les notaba el agotamiento y el 4-2 estuvo mucho más cercano que el 3-3. Fue la primera derrota de los romanos en 21 jornadas, un resultado que les complica el objetivo de conseguir el título de la Serie A, aunque con 11 fechas aún por disputar y una distancia de solo 4 unidades, sigue vigente el sueño de que la Vecchia Signora pinche en dos de los partidos que les restan para así tener en sus manos el Scudetto.