Llegó el momento de aclarar un par de cosas dentro del fútbol.
Las nacionalidades sí influyen en los fichajes, pero es que sería estúpido e ilógico de no ser así. Todo es parte de un ecosistema. Y, al final del día, el fútbol es un negocio.
No es un simple juego, no es un deporte. Tampoco un “todo” aislado. Es un negocio.
Entonces, hay motivos por los cuales una nacionalidad puede ser mejor vista en ciertos sectores que otras. Todo depende del contexto.
Primera parada. Vayamos a Europa y los sudamericanos.
Hay brasileños y argentinos por doquier. ¿Por qué? Son las figuras más atractivas de su continente y han demostrado ser determinantes con el pasar de los años. Claro, términos generales.
Existen jugadores de otras nacionalidades que también merecen estar allí, pero no todas pueden. Y allí la nacionalidad, en ocasiones, sirve como filtro.
Un equipo europeo lleva a un brasileño, por ejemplo, y este fracasa. Su rendimiento no fue el esperado. Sin embargo, esa pieza puede ser valiosa aún. Podría significar una venta. Un jugador de Brasil va relacionado con una formación atractiva, un fútbol rápido.
En otras palabras, su escuela despierta interés en el mercado.
Ahora supongamos el mismo caso, pero esta vez con un jugador boliviano o venezolano. El resultado no es el mismo, la apuesta es más grande. Y el riesgo a perder en la operación es mayor.
Así, desde cualquier parte del mundo, las ópticas son distintas. Pero todas con lógica.
Si tienes los millones para manejar un equipo de fútbol, significa que algo de negocios habrás sabido manejar en tu vida.
Y este mundo no está muy separado. Todo trata de números en las operaciones.
La próxima vez que escuches “el pasaporte pesa”, sabrás que es verdad, pero por la simple razón de que así también se maneja la economía.
O también puedes responder “la falta de conocimientos pesa más”.