El pasado 26 de enero, el conjunto dirigido por el alemán Jurgen Klopp no pudo mantener la ventaja de 2-0 ante el humilde Shrewsbury, que alcanzó el empate gracias a un doblete de Jason Cummings y forzó la revancha.
Una revancha que se disputó el 4 de febrero, no antes de las quejas de Klopp que prefirió descansar él y sus jugadores. Los Reds salieron a la cancha con un once repleto de juveniles a ordenes del alemán. El promedio de edad fue de 19 años y 182 días. Además, el técnico de inferiores Neil Critchley reemplazó a Jurgen en el banquillo.
Todo el mundo esperaba que en la segunda chance de los juveniles terminara como la primera contra el Aston Villa que los goleó 5-0 a un equipo Sub-23 del Liverpool, por los cuartos de final de la Carabao Cup. Porque al día siguiente, el plantel de profesionales debía enfrentar en Qatar al Rayados de Monterrey, por la final del Mundial de Clubes.
Antes del partido el ex jugador del Liverpool David Thompson le tenia poca fe a los juveniles: “Si Shrewsbury juega bien, adopta la táctica adecuada, aplica una formación de 4-4-2, presiona arriba y no se dedica a defender, puede ganar el encuentro porque literalmente es un partido entre hombres y niños, y eso pesa en el fútbol profesional”
Pero no fue así, los babys reds sacaron la cara y con orden y algo de suerte se llevaron la victoria 1-0 con un tanto en contra de Ro Shaun Williams. Al minuto 75 el central del Shrewsbury al intentar despejar un centro, más que un centro fue un balonazo enviado desde la mitad de la cancha, cabeceó hacia atrás dejando a su arquero sin ninguna chance y marcando un bonito gol de vaselina en contra que le da la clasificación al Liverpool.