Gareth nunca costó 100 millones de ninguna moneda. Y eso pasó factura.
Las cifras en los fichajes no son solo números que manejan los empresarios. Las cantidades que posibilitan la llegada de un jugador a un determinado club suelen influir en sus rendimientos.
No es lo mismo llegar como agente libre, que llegar como el fichaje más costoso de la historia.
Muchos ceros agregan una presión extra al futbolista. Algunos logran salir de ella porque sí son jugadores que valen esos montos, pero otros no lo logran.
Y la razón es porque nunca los valieron.
El galés del Real Madrid es uno de estos casos, y eso no quiere decir que sea un mal jugador. Pero fue inflado por un mercado que acabó perjudicándolo.
Noten que las principales recriminaciones a Bale se forman a raíz de su precio.
De los 100 millones de euros nacen otros millones, pero de críticas hacia el jugador.
El rendimiento del galés, claramente, no ha sido el que se esperaba. Pero es que el mismísimo monto hizo que se esperase algo de él que simplemente no era real. No en España, no en el Real Madrid.
Es necesario entender que Bale no es un Cristiano Ronaldo zurdo.
Fue un jugador con muy buenas temporadas en Inglaterra como carrilero izquierdo, porque ese es su contexto ideal y porque el esquema lo favorecía.
Al llegar a Madrid cambió todo, incluso su posición.
Aún así, el nacido de Cardiff ha dejado capítulos para recordar en la historia del Real Madrid.
Se podría decir que fue uno de los protagonistas en los mejores años del club. Y eso es algo que ningún monto le podrá quitar.
Pero seguir forzando la cuerda no tiene sentido, al menos no después de haberlo ganado todo.
Gareth Bale debe partir a su casa, donde demostró lo bueno que era. Donde se divirtió.
Porque en Madrid solo confirmó otras verdades.