Lo que se vivió en Lima fue una locura. O quizá fueron una locura solo los últimos cinco minutos del partido, en los que Gabriel ‘Gabigol’ Barbosa hizo trizas la defensa de River Plate. Pero sí, la primera final a partido único acabó siendo aún más especial por esa decisión.
Una remontada, ritmo frenético, goles tras errores y mucha emoción. Difícilmente, encontremos una final más ‘Copa Libertadores’ en los últimos años.
River se quedó a las puertas de la gloria. Y a las puertas significa tres minutos. Mientras que Flamengo, con un equilibrio entre insistencia y suerte, encontró una oportunidad dorada en los últimos instantes del partido. En otras palabras, dominaron los argentinos, pero ganaron los brasileños.
Los errores de Gallardo
Hay una clave en el campeonato de Flamengo: Marcelo Gallardo se equivocó en la final.
No deja de ser el mejor director técnico en el continente ni mucho menos, pero es quien tiene mayor incidencia en la derrota de River Plate. ¿Por qué? Erró en los cambios. Buscó el 0-2 de forma casi desesperada, debilitando el medio sector para reforzar su delantera (ingresos de Julián Álvarez y Lucas Pratto), y acabó encontrándose con el 2-1 en contra…. ¡en los minutos finales!
Flamengo, si bien mejoró con el ingreso de Diego, nunca abandonó su plan inicial. El mismo con el que ¿fracasaron? durante 80 minutos. El mismo que siempre propuso el duelo ‘Pinola-Gabigol’ y solo tuvo saldo positivo en una ocasión: el gol del título.
Por ende, más allá del mérito que tiene Flamengo (que, por supuesto, existe), el partido lo pierde River Plate más de lo que lo ganan los brasileños. El encuentro era argentino… era.
El formato a final única desnuda este tipo de errores. Así sean mínimos y “casi” inexistentes. No hay mañana para corregir. Y, a partir de acá, Marcelo Gallardo aprendió una gran lección en Lima.
¿Por qué insistir con el 2-0 cuando el partido estaba más que dominado?
Porque así siempre ha jugado River, lanzando la moneda; a sabiendas de que, si sale sello, habrá un mañana para arreglar todo y lograr el objetivo. Mientras que, si sale cara, habrán arrollado.
Pero las cosas cambiaron. Y quien no se adapta, muere. O pierde finales en segundos.