Christian Eriksen vistió ayer por quinta vez la camiseta del Inter de Milán. El centrocampista danés dejó el Tottenham antes de tiempo para emprender una nueva aventura en Italia, sabiendo que no iba a ser titular con José Mourinho porque su contrato expiraba en verano y no tenía intención de renovar. Pero de momento no termina de adaptarse al equipo de Antonio Conte.
Aún Eriksen no ha jugado una hora entera en un partido, por lo que no ha subido a su casillero particular ni goles ni asistencias. Debutó en copa ante la Fiorentina y salió 24 minutos. Después hizo su récord de participación en liga ante el Udinese con 58 minutos. Más tarde cosechó en copa su primera derrota ante el Nápoles sumando 24 minutos sobre el césped, y en el derbi ante el Milán estuvo 18 minutos en el campo. Contra la Lazio, entró cuando ya perdían por 2-1, jugó 13 minutos y realizó un gran disparo cuyo rechace acabó en gol de un compañero pero sería anulado por fuera de juego.
El ex Spurs aún no suma goles ni asistencias. La idea es que sea clave en el equipo, pero lo cierto es que todavía no tiene ningún protagonismo. Mientras tanto, el propio Conte quiere quitarle presión al danés, aunque al mismo tiempo dejó caer una reprimenda para algunos: “¿Eriksen? Tengo que encontrar el equilibrio, no podemos pensar que un jugador puede cambiar el destino del equipo. Llegamos hasta aquí sin Eriksen”.
Tras el encuentro contra la Lazio el regaño de Conte fue fuerte pero esperanzador: “No tener miedo significa crecer en personalidad y teníamos miedo. A veces, cuando vas ganando, piensas en defender el resultado y creo que la mejor defensa es un buen ataque. Es cierto que hubo presión en lo referente a este partido, pero seguimos creyendo en lo que hacemos”.