El Manchester City de Pep Guardiola alcanzó el siguiente nivel, otra vez.
Dicho esto, ahora está dos niveles por encima que su competidor más cercano, sea este Liverpool, Real Madrid, Juventus o Barcelona… Sin Valverde, claro.
El 6-0 ante el Chelsea de Sarri lo confirmó.
Guardiola se da el lujo de anotarle más de cinco goles a los rivales que estaban llamados a destronarlos, a otros proyectos millonarios, a equipos plagados de estrellas.
El argumento del dinero quedó en el pasado. Y con esto, los motivos para alegar que el español no es el mejor entrenador de fútbol en la actualidad.
Revolucionó todo, y aún le quedan no menos de 20 años de carrera.
Claramente, seguirá haciendo historia. La seguiremos viendo. Y seguirá avanzando escalones.
Ya no es solo la variedad de conceptos que aplica en un mismo contexto; eso solo fue un primer paso, una base. Ahora ejecuta a la perfección todos sus planes.
Murió el Tiki-Taka que alguna vez admitió odiar. Ahora cada pase tiene un sentido.
Cada pase abre una puerta, cada pase lo acerca a probar las mieles del gol.
No se esperaba menos, además de traer y potenciar a los mejores pasadores del mundo, fabricó un ecosistema donde la búsqueda y conexión con el compañero es la prioridad.
Los defensores centrales del Manchester City, por ejemplo, son mejores pasadores que varios “5” de los equipos TOP.
Y también cumplen mejor todas las otras funciones.
Eso es lo que hace Guardiola. Encuentra buenos jugadores y los convierte en referentes actuales.
Bernardo Silva, Fernandinho, Sergio Agüero, Aymeric Laporte.
¿Qué pasará en los próximos años? La verdad es que emociona. No sabemos qué esperar.
Una ventaja de 30 puntos con su principal competidor, tal vez. La consagración en la élite del peor jugador que hayamos visto, no se sabe.
Es un enigma. Lo cierto es que nunca dejará de ser un ganador.
Porque ganan aquellos que son recordados. Y nosotros nunca olvidaremos a Pep Guardiola.