Cuando volvió el fútbol a las canchas el Real Madrid estaba por debajo del Barcelona, pero se decía que los 11 partidos de liga que quedaban eran 11 finales, y el Madrid no juega finales las gana, con la mitad de los partidos jugados el equipo merengue selló el liderato y ya le saca 4 puntos de ventajas al Barcelona.
El carácter en los momentos decisivos ha construido la historia de un club que se encamina hacia una Liga muy meritoria. Sergio Ramos encargó medio título en un partido complicadísimo contra el Getafe.
El partido se decidió gracias a la eficacia y temple con la que cobra Ramos los penaltis. En el único error de un Getafe magnífico, firme y competitivo, Olivera derribó a Carvajal y permitió una victoria blanca que es un tesoro. Cuatro puntos sobre el Barcelona con pleno de victorias tras el parón. Imponente y fiable el Madrid, que sufrió como nunca para llevarse un partido clave. Por lo que es y por lo que costó.
Pocos equipos son tan intensos como el Getafe. Lo demostró nada más empezar, con la amarilla a Timor a los diez segundos por su recadito a Isco. Y lo mantuvo todo el partido, con mención especial a los primeros veinte minutos largos en los que el Madrid no encontró salida. Parecía como si los blancos esperasen a madurar el partido, o le sorprendiera la ambición del Getafe.
La incomodidad blanca quedó patente en sus centrales. A la media hora Ramos tenía amarilla y Varane pedía el cambio aturdido por un pelotazo. El partido fue peleado y solo un error podría inclinar la balanza.
Y ocurrió. Carvajal buscó línea de fondo, amagó el centro y tiró un recorte que Olivera se tragó entero. Penalti de calle y Sergio Ramos no dudó. El tanto desbloqueó el partido, y aunque Bordalás intentó de todo para dar la vuelta al duelo, no hubo ocasión. Al Madrid le cuesta hacer goles, pero se ha convertido en un sólido equipo en defensa.