La cerveza pudo más que el orgullo de los Reds en su visita al Eithad Stadium, donde los dirigidos por Pep Guardiola los esperaron para hacerles el pasillo que se merecen los campeones de la Premier, pero durante los 90 minutos de partido el City los trató como un equipo de segunda y los goleó 4 goles por 0. Eso sí las emociones no faltaron.
El Liverpool sufrió una sucesión de malas jugadas que, unidas a la falta de fortuna, dejó un marcador abultadísimo a favor del Manchester City. Tal vez el resultado final sea algo exagerado pero los de Klopp se mantuvieron fieles a su estilo todo el partido.
Los de la ciudad de los Beatles empezaron jugando arriba, asfixiando al City e incluso por momentos, le robó el balón en numerosas fases del partido. Pero, a diferencia de lo que suele ser habitual entre ambos equipos, hoy la eficacia corrió de la cuenta citizen. No es que los jugadores del Liverpool veían doble o estaban con resaca, el mérito es del Manchester City.
Abrió el marcador Kevin De Bruyne de penal a los 25 minutos del primer tiempo, diez minutos más tarde Raheem Sterling marcó el segundo y 10 minutos más tarde de nuevo a los 45´ Phil Foden ya pintaba la humillación.
La goleada se acabó cerrando con un tanto de Oxlade Chamberlain en propia meta. Y pudo ser peor, porque Mahrez marcó el quinto en los últimos minutos, pero fue anulado por el VAR. Klopp sonreía en ese momento. ¿Qué más podía hacer? Si tenía más alcohol que sangre en sus venas.
El City se llevó la victoria pero el título de Premier se seguirá festejando durante meses en Liverpool. Para el Manchester City los 3 puntos no significan mucho, puesto que tienen un segundo lugar casi asegurado que igual no les permitirá jugar Champions por sus problemas con el Fair Play Financiero.