Brendan Rodgers es el entrenador de los casi, casi ganó la primera Premier en la historia del Liverpool y casi regresa al Leicester a Champions, pero en ambas ocasiones apareció su vestia negra y actual padre, José Mourinho, para decirle que lo siga intentando.
La primera vez aquel 27 de abril de 2014. Faltaban sólo tres partidos para el final de la Premier y el Liverpool lideraba la clasificación con tres puntos de ventaja sobre el segundo, el Manchester City. Los red ya rozaban el título pero un resbalón de su capitán Steven Gerrard los dejó rozando el suicidio.
El famoso resbalón de Gerrard que propició que Demba Ba quedara mano a mano frente a Mignolet para poner en ventaja al rival, el Chelsea de Mourinho. Una caída que le costó el título liguero a su club y que fue celebrado como un mundial por el portugués.
Cuando Willian hizo el segundo gol del Chelsea en el añadido, el luso corrió la banda de Anfield golpeándose el pecho y alzando los brazos. En el banquillo red, lleno de caras largas, se encontraba Brendan Rodgers. A su equipo se le escapó el ansiado título a falta de dos partidos por culpa del Special One.
Seis años después, en la jornada 37 de la Premier del coronavirus, el ahora técnico del Leicester vio cómo su equipo abandonaba la zona Champions, en la que había estado instalado durante 30 fechas consecutivas, después de sufrir una dolorosa derrota por 3-0 ante el Tottenham de su amigo Mourinho.
El Leicester fue víctima del coronavirus, antes del parón era casi imposible pensar que bajarían de zona champions pero su regreso a las competición fue uno de los más decepcionantes y José Mourinho apareció para darle el golpe final como hace 6 años y arrebatarle el sueño de jugar la Champions League.