Marcus nunca faltó, siempre estuvo.
Entre los tantos errores de José Mourinho, quien no es villano en esta historia, estuvo desconfiar de Marcus Rashford. Relegado en varios partidos, el portugués se consiguió con la ansiedad del jugador inglés.
Incapaz de dar un pase en el momento indicado, incapaz de driblar y salir airoso.
Tic… Toc…
El tiempo corría. La etapa de Mou en Manchester era cada vez más crítica. Sin oportunidad de fichar un salvador, había que tirar de aquellos relegados. Era hora de despertar; el despertar de Marcus Rashford, y su amigo Martial.
Entonces sonó la alarma del delantero. Era un día como cualquier otro. Solo que a partir de ese día tenía que convertirse en el héroe de su equipo. Aceptó.
El rendimiento de Rashford aumentó notablemente, incluso antes de la despedida de Mourinho. La lesión de Lukaku (más allá de un flojo rendimiento) influyó. De tal manera, el jugador volvió a la delantera. Todo cambió.
Aquellos días oscuros como extremo izquierdo dejaron un efecto positivo, mostrando en su juego detalles de delantero moderno. Como Harry Kane, como Roberto Firmino.
Ahora peleará el puesto con Romelu Lukaku, aunque Solskjaer idearía un ecosistema donde convivan ambos. Algo bastante probable en vista de la evolución del inglés.
El sucesor de Wayne Rooney sigue en pie.
La selección inglesa sigue viendo a su máxima promesa en años forjarse en su mejor club.
Y Marcus Rashford no piensa en dormirse otra vez…
Los días buenos parecen haber vuelto a Manchester, pese a que no sale el sol en la ciudad, un Solskjaer ha causado todo este efecto. Desde el ambiente en el club, hasta la consolidación de nuestro protagonista.
Goles, asistencias, regates, duelos. Tiros libres, desmarques, pases claves.
Las cosas son diferentes ahora. Desde aquella irrupción en la élite, no se recordaba un Marcus tan determinante. Pero ahora no se recuerda, se vive. Está aquí.