Eden Hazard es un tipazo, siempre positivo y simpático. Aunque llegó al Madrid con unos kilos de amor de más ya se gana todo el cariño de la afición que antes del parón empezaban a dudar de él, diciendo que era otro jugador de cristal más.
Pero Hazard demostró todo su carisma y sus ganas de competir, minutos después de que se llevara un golpe en el tobillo e hiciera saltar todas las alarmas en el Real Madrid, luego de estar cojeando durante un rato, en el descanso ya bromeaba. “Mejor, así sé que está bien. Más confianza”. Con esa sonrisa burlona que tiene, no le faltaba razón. Porque el belga sentía que ese tobillo que tanta guerra le ha dado este año necesitaba una prueba. Y la pasó con la mejor nota. Aunque luego acabará con una bolsa de hielo.
La carrera del Belga en el Real Madrid cambió rotundamente gracias al coronavirus que le permitió unas mini vacaciones para recuperarse del todo y volver con más ganas que antes. Hazard ha trabajado como un animal durante estos tiempos de cuarentena para llegar a tope a este reinicio.
Recordemos que Eden pasó por el quirófano en Dallas el 5 de marzo por su tobillo maldito y no regresó a España hasta el día 11, cuando la pandemia mostraba lo peor de sí en España. Tres días después, aún con muletas, vendado y cosido tras la operación, se declaraba el Estado de Alarma y Hazard no podía ni salir de su casa para una cura. Desde luego, no era el mejor escenario para una recuperación. Pero, ver para creer, dos meses después, Hazard volvía a los entrenamientos fino y en disposición de entrenarse al mismo ritmo que sus compañeros. Y todo sin salir de su casa.
Hazard llegó con varios kilos de más al Madrid pero ahora ha dado una lección y ha hecho lo imposible y más para llegar a este tramo final de campeonato. Se sentía en deuda con el Madrid, que pagó 120 millones por él en verano. Pero demuestra con su trabajo de rehabilitación que está a la altura de la fortuna que pagaron por él.