El Wanda era testigo de una noche extraordinaria de Champions donde los rojiblancos fueron muy superiores a la vecchia signora, que sólo obligó a Oblak a hacer dos paradones durante todo el partido. Uno a una falta cobrada por Cristiano Ronaldo que llevaba veneno y otro en la recta final a Bernardeschi evitando lo que pudo ser el 2-1, que multiplica las opciones italianas de cara a la vuelta pero nah.
El equipo de Simeone hizo méritos sobrados para ganar el duelo pero tuvo que esperar hasta la recta final por dos intervenciones del VAR, que sacó fuera del área y con acierto un penalti sobre Diego Costa y anuló un gol a Morata en la segunda parte por una supuesta falta en ataque. 2 goles perdidos gracias al VAR más dos goles fallados por sus delanteros, Costa echándola fuera, y a Griezmann un tapadón con los deditos de Szczesny y con el larguero, como si fuera sencillo plantarse ahí con Bonucci y Chiellini enfrente.
Luego de 4 posible goles que no subieron al marcador cualquiera pensaría que los ánimos de los colchoneros se caerian, pero los premios llegan para aquellos que saben buscarlos y lo que fallaron los delanteros lo terminaron metiendo los centrales. Aprovechando dos acciones a balón parado primero Giménez al 78 y luego Godín al 83 que acercan el sueño de disputar la final de la UEFA Champions League en el Metropolitano, que vivió su primera gran noche europea.
Simeone explicó su gesto tras el gol de Giménez, en el que se dio la vuelta hacia la grada y se echó las manos hacia la zona genital. “Significa que tenemos huevos. Muchos huevos. Ya lo hice en alguna ocasión de jugador. Poner a Costa y Koke después de un mes sin jugar… había que tener huevos y los puse”, dijo el técnico argentino.