El Cholo ha encontrado el modo de que sus charlas no caigan en el olvido por más que no pueda adoctrinar a los suyos mirándolos a la cara. Que no haya contacto físico no significa que se haya cortado la comunicación. Todo lo contrario. De hecho, sus explicaciones son más directas tras dividir a sus destinatarios por líneas, ocupándose por un lado de los defensas, por otro de los centrocampistas y por último de los delanteros. Divide y vencerás, la estrategia del cholo en esta pandemia.
Oblak y Adán quedan bajo la responsabilidad de Pablo Vercellone (siempre en consenso con el Profe Ortega), que en este sentido cuenta con más facilidades para transmitir sus ideas al trabajar con dos únicos destinatarios.
El Profe Ortega se convirtió en el despertador diario de la plantilla con el fin de evitar la pérdida del tono físico, por un lado, y de controlar su evolución (y de sus allegados) médica, por el otro, Simeone no tardaría tampoco en entrar en escena, aunque sus primeros pasos consistieran en montar su laboratorio. Así, apoyado en su mano derecha, Nelson Vivas, y en el scouting Xabi Ruiz, comenzó a elaborar unos vídeos personalizados en función de las distintas demarcaciones para poder incluir nociones tácticas en la rutina de sus jugadores.
Amigo de no dejar nada a la improvisación durante la competición, este inesperado parón no ha hecho más que dotar a Simeone de mucho más tiempo para analizar, reforzar y dar vueltas a su hoja de estilo. Así, no sólo atiende a lo que espera en un futuro, sino que también se detiene para retroceder sobre sus pasos. En este sentido, el resultado de las piezas videográficas elaboradas para la ocasión son un compendio de las conclusiones extraídas de todos y cada uno de los entrenamientos que se llevan grabando durante el año, de los partidos disputados y de los que aún están por venir. Incluso no se descarta que, de prolongarse esta situación de aislamiento, estas charlas telemáticas con cada línea de la plantilla acaban siendo incluso individualizadas.
El cholismo es una religión que evoluciona a diario y está más que listo para el apocalipsis o incluso para el regreso a las canchas.