El coronavirus ha afectado fuertemente a las economías mundiales y también a la de los clubes, que si la cuarentena los agarró sin un sustento o un plan b, la están pasando realmente mal como es el caso del Barcelona cuya planificación financiera deja tanto que desear como el final de Games of Thrones.
El principal problema del Barcelona son los elevados salarios de los jugadores de Setién, que dificultan la salida de los jugadores que ya no son necesarios porque sus salarios resultan inigualables para otros clubes. Arrastrando al club azulgrana en esta época de crisis y de drástica reducción de ingresos. Los sueldos son el 63 por ciento de su presupuesto y la nueva coyuntura imposibilita aguantar la presión de las fichas. En las oficinas ya se están planteando medidas, algunas drásticas como vender órganos en el mercado negro.
El Barcelona tiene la plantilla más cara de Europa. Entre salarios y amortizaciones dedica alrededor de 630 millones de euros a sus jugadores, de un presupuesto de 1.047. Lo que antes era pagable pero con la cuarentena impuesta por el coronavirus simplemente se ha hecho imposible sin importar que los hombres de Setién se hayan reducido el 70% de sus cobros mensuales mientras este el Estado de Alarma. A Bartomeu y su Junta no les salen las cuentas. Necesitan aligerar el peso de su primer vestuario. Con urgencia.
El cuadro culé necesita aligerar su carga. Pero no le está resultando nada fácil. Las elevadas fichas están impidiendo que el Barcelona avance en algunas salidas. El Nápoles, por ejemplo, se interesó en Umtiti, pero lo descartó ante el elevado coste que implica: ronda los 4 millones limpios por temporada. Y lo mismo está sucediendo con otros jugadores, como Coutinho, que está en algo más de 10, o Rakitic, que se sitúa en torno a los 8.
La situación es tan alarmante que el Barcelona no solo debe aligerarse fichas y hacer traspasos sino que también se plantea volver a sentarse con sus futbolistas para pedirles otro esfuerzo económico.