Si alguien podía detener al Liverpool ese era el Atlético de Madrid, por intensidad, por estilo y por corazón. Los colchoneros se llevan una victoria muy importante en la ida de los octavos de final de la Champions League 1-0 del Metropolitano que rugió como nunca todo el partido.
La red que tejió Simeone sobre el césped fue un éxito. El Atlético se convirtió en una muralla inexpugnable para el Liverpool. Tanto que el actual campeón de la Champions League se marchó del Wanda Metropolitano sin disparar a portería. Una hazaña que muy pocos equipos han conseguido. Secar a una aplanadora como los reds no es fácil. Pero los rojiblancos volvieron a ser aquel equipo que eran: un fortín atrás.
El tridente del equipo inglés estuvo desconectado. Mané, con poco peligro y a punto de ser expulsado. Se jugó la segunda amarilla al filo del descanso con una falta sobre Vrsaljko y Klopp lo dejó en el banquillo en la reanudación.
Firmino dejó algún detalle en la primera parte y poco más. Creaba peligro cuando entraba en contacto con el balón, pero se fue apagando. Su aportación en ataque tampoco fue notable porque no hubo mucho más.
Y Salah fue el único que rozó el gol. Pero tampoco acertó. Primero porque su disparo lo desvió Felipe en la primera parte y, después, porque su cabezazo salió rozando el palo, fue sustituido por Origí que de extremo no tuvo ese picante que le caracteriza.
Klopp guardó a sus piezas importantes para la vuelta en Anfield, Mané, Salah y Henderson no terminaron el partido. La vuelta se disputará el 11 de marzo, el Liverpool ya sabe lo que es remontarle a los equipos españoles en casa y el Atlético sabe lo que es perder eliminatorias de visitantes. Nos espera un partidazo en la vuelta.