Luego de la demostración de fuerza frente al Liverpool, el Atlético de Madrid está inspirado y el Villareal lo sufrió. Una victoria trabajada pero con sabor doble. Los rojiblancos comenzaron perdiendo, con el 0-1 pasaban a ser 7mos de la liga pero luego marcaron 3 goles para quedar tercero en la tabla empatados con el Sevilla.
Desde que Koke volvió, volvió la intensidad colchonera. Sin él, todo se venía abajo; con él, todo ha vuelto a su sitio. Ni siquiera el despliegue emocional que supuso la Champions fue suficiente para doblegar a un equipo inspirado, capaz por increíble que haya parecido durante toda la temporada de poner cierta distancia en el marcador. El Villarreal aparecía con 11 españoles, haga cada cual la lectura que quiera del dato, mientras el Atlético lucía siete nacionalidades.
La ausencia más sensible, en todo caso, era la de Simeone, enviado al palco de pensar por haberse portado mal a juicio de los señores colegiados. Se antojaba partido para que El Cholo hubiera andado cerca de los suyos, por aquello de la intensidad, pero con El Mono también valió. Y con Koke, claro, siempre con Koke. La presión local de salida se antojaba tímida, quizás porque convenía regularse, así que el Villarreal manejaba la pelota con gusto.
El Villareal marcó primero con Paco Alcácer como protagonista y el Atlético tuvo que ir por el resultado, recurriendo al Ángel que nunca lo abandona, el 10 del Atlético metió la botita para recuperar las tablas poco antes del entretiempo.
De la enfermería volvían Trippier y Joao Félix. Pero si hay un colchonero que nunca falta es Oblak, salvando los platos antes de que el Atlético consiguiera el segundo gol con la aparición salvaje de Koke.
El tercer gol no pudo ser mejor para el Atlético, zapatazo de Joao Félix que rozó en Rubén Peña y adentro. El resto fue una fiesta en el Metropolitano, con el personal celebrando una victoria, la directiva celebrando el gol de sus 120 millones y el Cholo emocionado por el regreso de Koke. Hay Atlético, hay Cholismo y el tridente Morata, Joao y Diego Costa ya está sano.