¿Alguien lo ha visto? ¿Alguien ha visto a Mohamed Salah?
Hay jugadores normales que, alguna vez en sus normales carreras, tienen etapas maravillosas. Pero son solo eso, etapas. Luego, todo pasa a la normalidad.
Solo hay algo que sigue: la expectativa. El seguidor no asimila el cambio. Espera aquél goleador, regateador o gran portero que alguna vez lo ilusionó.
“¿Y si antes lo hacía, por qué ahora no?”
Dicho esto, Mo Salah encaja a la perfección en este perfil de jugador. Su temporada 18/19 fue extraordinaria, pero el comienzo de esta no se le acerca a lo que fue el año pasado.
Y no, una lesión de hombro no te afecta así.
El egipcio es un jugador normal. Tuvo una gran temporada, pero no se olvidan todos sus años anteriores y lo que fue: un jugador bueno entre los normales.
Messi, Cristiano, Neymar… Jamás llegará hasta allí.
Su lucha puede ser contra los Griezmann, Hazard u otros. Y no ha este nivel.
Es un futbolista con características interesantes: perfil zurdo, velocidad, regate y capacidad de definición. Sin duda, cae bien en casi cualquier plantilla del mundo. Pero esperar los mismos resultados que la campaña anterior es irreal.
Tuvo un pico en su carrera, naturalmente, el mismo bajará.
Ahora bien, las ligas también son para analizar. Las ligas engrandecen, o no, una figura individual. Salah, en Italia con Fiorentina y Roma, fue espectacular. No el mejor jugador, pero si bastante interesante. La liga lo permitía, era más lenta y su velocidad destacaba.
¿Mostrar esa misma velocidad y desparpajo en la Premier League? Eso sí es destacado. Eso sí es para admirar.
Aubameyang es un claro ejemplo de lo influyente de las ligas: con el Arsenal está siendo tan efectivo como en Dortmund, pero es menos vistoso.
Y vaya que al público le gusta esto último.
No hay que esperar demasiado de Salah, de hecho, más ojos deberían apuntar a otro que sí es realmente bueno: Roberto Firmino.