Ronaldinho dejó una huella imborrable en el Barcelona donde salia aplaudido en cualquier estadio. El brasileño era uno de esos jugadores que era imposible de pitar, pero un día dijo adiós al Barcelona para ampliar su leyenda en otra liga. Ronaldinho explicó que la decisión de irse del club fue solo idea suya. El futbolista, que llegó al Barcelona en 2003, se marchó al Milán en 2008.
“Fue una decisión mía. Ya había cumplido mis objetivos y necesitaba nuevos retos. Con Pep siempre tuvimos buena amistad. Él entrenaba al filial y yo tenía relación con Pere, su hermano, por temas de ropa deportiva. Siempre fui muy directo y abierto con todos. No me había cansado de ganar, pero sí que necesitaba cosas nuevas. Aquellos que se quedan parados no evolucionan”. Ronaldinho terminó en el Milán rogando a sus rivales para que no le pegaran más.
Pablo Álvarez jugó tres temporadas en el Catania de Italia y durante ese ciclo se llevó una historia increíble con Ronaldinho. Al defensor argentino le tocó marcar a Ronaldinho, y con el objetivo de no pasar vergüenza le comía los talones y le pegaba hasta no poder más.
“Cuando termina el primer tiempo de un AC Milan vs Catania en San Siro, nos estamos yendo al vestuario y en el túnel se acerca, se saca la camiseta y me dice: ‘Tomá, Álvarez. Por favor, no me pegues más’. Y me dio la camiseta. Era imposible parar a Ronaldinho, estaba en el aire, estaba impecable. Lejos uno de los mejores jugadores que pudo dar la historia del fútbol”. Cuenta el argentino.
Ronaldinho no tuvo el peso esperado en el Milán donde engordo pero jamás perdió la calidad, ganó una liga y luego regresó a Brasil para seguir dando cátedra de cómo se juega al fútbol con alegría. Luego se retiró y ganó un cerdo en las cárceles de Paraguay. Sin duda la carrera de Ronaldinho nadie la podrá igualar nunca.