Una de las etapas más difíciles para los futbolistas es aquella cerca a su retiro, Falcao lo sabe.
Radamel Falcao, uno de los mejores delanteros que ha tenido Colombia, ha experimentado una carrera extraña. Casi tocó la gloria, sufrió consecuencias desgarradoras a causa de una lesión, supo resurgir y luego se halló perdido en el limbo.
Esa última faceta corresponde a la actualidad.
El retiro de los futbolistas es importante. En ocasiones, no importa qué tanto hiciste durante toda tu carrera, sino la manera en la que cerraste la misma.
Y por ello, se debe cerrar con broche de oro. Al menos si quieres ser recordado, claro.
Por esta razón, difícilmente se hable en la historia de tipos como Arjen Robben, por ejemplo. Su cierre ha sido insípido, y el fútbol se ha encargado de irlo retirando a él.
Con Falcao debería ser diferente. Esta es la oportunidad de desligarse de los errores que lo han marcado toda su carrera.
Lo que significa salir del Mónaco, de este Mónaco tan lamentable.
Ir a otro lugar. Todavía es cotizado. La élite es relativa, un lugar donde pueda inflarse de goles es adecuado.
Cerrar su carrera y crear grandes recuerdos debe ser el objetivo.
Si verdaderamente es un tigre, es hora de rugir. De decir “aquí estoy” y seguir dando alegrías a toda Colombia, en vez de hacerlos pensar en el sustituto inmediato.
Lo que, en efecto, está sucediendo en este momento.
Pese a que su trayectoria quepa en los términos “ficticia” y “sobrevalorada”, no habría impedimentos para despedirse por todo lo alto en cuanto a sensaciones.
Y estoy muy seguro de que tu también coincides con los términos allí expuestos.
Manchester United, Chelsea… Falló en las citas importantes. Fue potenciado por un maravilloso Atlético de Madrid, pero golpeado por la realidad del fútbol.
Ahora es él quien debe golpear al fútbol y cambiarlo todo.
Si podría, pero… ¿Lo hará?