El mundo se ha dividido en dos: los que vieron un partido aburrido y los que vieron uno brillante.
La final de la UEFA Champions League fue menos espectacular si se compara con las ediciones de los últimos años (no estuvo Cristiano Ronaldo, es entendible). Reinó el trabajo de pizarra y la dirección de campo. La suerte también apareció. Y el equipo de Jürgen Klopp acabó alzando el título.
En el análisis, ese título se engrandece aún más. Y acá te explicaremos por qué.
Spoiler: es el partido más trabajado en la era de Klopp.
La gestión de Jürgen
Por supuesto que el penal tiene incidencia. Fue antes del primer minuto y se tradujo en gol. Pero lo realmente destacado, aquello que alzó el título, fue cómo Klopp, sobre la marcha, supo potenciarse de ese hecho.
No es conseguir la ventaja y ya. Es trabajarla; mantenerla y ampliarla. El alemán dio una masterclass sobre ello.
Las principales críticas al partido tildan de “aburrido” el evento por el “ritmo bajo” que se vio. Y es que eso fue exactamente lo que quiso el alemán… E hizo, posteriomente. A él le servía ese escenario.
¿Por qué intentaría lo contrario? Y, sobre todo, ¿por qué el televidente se cree tan importante?
No fue que el Tottenham no quiso remontarlo, sino que no pudo. No pudieron revolucionar. La pizarra del Liverpool no los dejó; fueron titiriteros mientras los Spurs se sintieron manipulados.
Oye, Poch, era antes
Los cambios de Pochettino fueron tardíos. Ya aprenderá. Pero tardíos al fin.
Sin embargo, fue un “problema” bastante difícil de resolver. Ya hablar con el periódico del lunes otorga una claridad que ni el mismísimo Mauricio, ni tú, ni yo teníamos. Encontrar el “cómo” mientras corre el reloj es un arte.
¿Había que dejar a Kane? ¿Había que jugar con Llorente? Y sí, las preguntas seguirán.
El hecho es que ante la imposibilidad de desarrollar un juego asociado o encontrar múltiples conexiones, un Tottenham que apostaba al balón largo y al juego directo debió utilizar antes a una de sus mejores piezas para ello: Fernando Llorente.
¿Culpable? En lo absoluto. Probablemente no hubiesen existido grandes diferencias. La final no recae en un error de ninguna escuadra o elemento de las mismas. Siquiera en Sissoko y esa mano inoportuna.
La final es de un planteamiento de Klopp y nada más.
¡Enhorabuena, Liverpool, por la final de la UEFA Champions League 18/19!