Si una final en Bakú no era lo suficientemente extraña, este resultado fue la guinda del pastel. Un atípico pastel.
El Chelsea de Maurizio Sarri logró golear al Arsenal en una final donde siquiera partían como favoritos. Y es que todo reflejaba a los Gunners en una mejor posición para hacerse con el título… pero esto es fútbol.
Sin embargo, en medio de la locura, hay cuatro (4) claves para entender lo que ha sucedido:
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Giroud, eterno infravalorado
El fútbol de Olivier Giroud fue protagonista para golear a su ex equipo. Él, cumpliendo con la ley, se hizo presente en el marcador con un gol y una asistencia.
Pero más allá de su aporte en el marcador, estuvo su aporte en la pizarra: juego de espaldas, asociaciones, presión alta y ocupación de zonas para definir.
El francés no se valora lo suficiente porque aún no se le entiende. Algo similar a Benzema.
¿Podría el Chelsea haber ganado sin Giroud? No lo sabemos. Pero lo que sí tenemos muy claro es que no existiría goleada sin Olivier en el campo.
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¡Frenemos a Aubameyang!
… El probable grito de los Blues ante de saltar al campo.
Todo nace a partir de la siguiente premisa: si bien parece (o es) imposible frenar a Aubameyang y Lacazette, lo más inteligente será frenar al que más le aporta al otro. Y ese era el gabonés.
Después de todo, el partido de este francés, el que no tuvo tanta suerte, fue algo flojo. Pero es que su compañero fue totalmente opacado.
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La pizarra de Sarri
Se podrán decir (y con razón) muchas cosas sobre Maurizio Sarri, pero resulta imposible negar que es un maestro de la táctica.
Este título, el primero en su estante, es gracias a la pizarra. La manera en la que lo obtiene es acorde a lo hecho en cancha: arrollador.
Y otro caso de superación para los libros, ¿eh?
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Porque es el Arsenal
Y, a ver… Si perder una final ya era bastante Arsenal, caer por goleada sería digno de un domingo soleado en el Emirates Stadium.
Pudo más la maldición de los londinenses que la relación de Emery con la competición.
Esto ya se salió de control, sr. Arsenal. Hora de fichar.