Dos de los jugadores con los que menos ha contado Zidane en la temporada por lesión la mayoría de las veces pero también por decisiones del francés, salvaron al Real Madrid de un papelón en la Copa del Rey.
El Madrid se metió en octavos con dos goles de Brahim y uno de Bale, exigido hasta el final por un buen equipo. Unionistas se repuso de la ventaja inicial, llegó a empatar y se mantuvo en pie, hasta tuvo una oportunidad para ponerse en ventaja pero no la supo resolver. Exigió al gran equipo de primera división, que tuvo que esforzarse para pasar. Honor al equipo Unionista de Salamanca.
Aunque el nombre sea más Mexicano que el Chicharito, el equipo Salamanqués supo aguantar el picante de un Real Madrid que alineó a grandes figuras como Benzema, Casemiro y Valverde de inicio para evitar cualquier sorpresa. El primer tanto del partido llegó con algo de suerte cuando un rechace le quedó a Bale en el área, la bajó de pecho y con ayuda de un rival la colocó en el primer palo.
El gol de Bale estableció diferencias, pero no rindió a Unionistas, que se mostró como correspondía a una noche histórica. En el segundo tiempo consiguió el empate Romero, un delantero diminuto y eléctrico que esperó la salida en falso de Militao, encaró a Nacho, le amagó y la colocó en la escuadra. Golazo que hacía temblar a Zidane.
Cuatro minutos después, Marcelo sirvió el gol desde la izquierda y Brahim, cayéndose, empujó con lo justo para que la defensa local no pudiera evitar lo inevitable y el mismo Brahim sentenció con una jugada personal demostrando porque el Madrid lo fichó en primer lugar y dejando sin chance a un equipo que se fue con la frente en alto, orgullosos del partido hecho contra el más grande de todo el país.