Chile arrancó su participación en la Copa América goleando (0-4) a Japón.
Los asiáticos hicieron un buen partido, solo condenados por los fallos en definición y una versión de Chile si bien diferente a aquellas de 2015 y 2016, igual de arrolladora. El resultado no estuvo nada alejado de la realidad, aún con el equipo goleado jugando bien.
El partido dejó múltiples detalles para el análisis. Y nuestro deber es exponerlos aquí:
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El trivote chileno
Lo que Argentina y Venezuela han buscado, pero no han conseguido: un trivote funcional.
Chile, por medio de Erick Pulgar, Charles Aránguiz y Arturo Vidal, construyó un trivote en la mitad del campo que explica gran parte de su rendimiento ante Japón. Cada jugador cumple funciones especificas y potencia al otro.
Pulgar es el “5” posicional. Encargado de dar equilibrio y mayor aporte en la recuperación.
Vidal es el volante de mayor recorrido. Tiene movilidad para aparecer en todas las facetas y conectar.
Aránguiz aparece entre líneas. Es el más asociativo y creativo de los tres.
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Los diferentes de Japón
Una selección en su mayoría Sub-23 (pensando en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020) dejó algunos nombres interesantes de cara al futuro en la copa y del desarrollo del fútbol japonés: Takefusa Kubo y Shoya Nakajima.
Kubo, reciente fichaje del Real Madrid, con apenas 18 mostró cualidades que nacen desde la agilidad que posee. Regate rápido y buena conducción, criterios a tener en cuenta.
Nakajima es más conocido, su semestre en el Portimonense y una estrepitosa cantidad de goles hizo que lo nombraran bastante. Retrocede bien y ataca los espacios de manera inteligente.
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Eduardo Vargas en versión Chile
No importa cómo o de dónde llegue, Eduardo Vargas con Chile es top.
En el inicio de esta Copa América, y como ya nos tiene acostumbrados cada vez que se coloca la camiseta de “La Roja”, batió las redes… por duplicado, claro.
Es impresionante esa capacidad de anotar goles en su selección, pero también responde al buen trabajo colectivo que ha mantenido Chile en estos últimos años a pesar de técnicos diferentes.
Simplemente, una generación irrepetible. Y todo lo que observamos son virtudes que nacen de ella.