El Atlético de Madrid no hacia un papelón en la Copa del Rey desde aquella eliminación frente al Albacete, un equipo de segunda B, que lo dejó fuera en la misma ronda de dieciseisavos, la que empujó a la caída de Gregorio Manzano para dar lugar al aterrizaje del Cholo y la época dorada del vecino pobre del Real Madrid.
El argentino, que vivió en la Copa uno de los días más gloriosos de sus ocho años al mando del equipo rojiblanco tras conquistar el título ante un Real Madrid que acumulaba 14 años venciendo los derbis, vivió ayer el día más amargo en la competición. No sólo caía un poco más, sino ante el rival más débil, por más que la remontada protagonizada por el Cultural hiciera parecer que se trataba de todo un gigante del fútbol europeo.
Simeone había llegado a León sin Oblak y Morata, de Morata no se noto mucho la ausencia porque tampoco hubo muchos goles colchoneros, pero de Oblak si, el arquero acostumbrado a sacar lo imposible y siempre mantener a su equipo vivo desde la portería hizo mucha falta, Adán su sustituto fracasó estrepitosamente en su único chance de la temporada, con Vitolo que se falló no uno, si no dos mano a mano, son los grandes responsables de la derrota rojiblanca.
Un poco más abajo en la escala de villanos colchoneros tenemos a Joao Félix por más que diera tres pases de crack, los 127 millones que costó no se justifican sin gol, al mismo nivel de Joao tenemos al Cholo que apostó por canteranos y lo terminó pagando caro.
La realidad es que todos son culpables excepto Ángel Correa, es la única buena noticia que tiene el Atlético de Madrid, de resto hay que reiniciarlos a todos. Todos cómplices de un batacazo que supera con creces la eliminación del curso pasado ante el Girona o los dos partidos sin vencer al Qarabag. Y lo peor, es que con los lideres a ocho puntos en La Liga y el Liverpool en la Champions, la temporada de la transición puede acabar haciéndose eterna.